jueves, 13 de marzo de 2008

Creencias

Durante siglos, estuvo vigente la creencia de que para un ser humano era imposible recorrer una milla de distancia en menos de 4 minutos. Sin embargo, el 5 de mayo del año 1954 el estudiante de medicina y atleta británico de 25 años Roger Bannister corrió la milla por debajo de los 4 minutos. ¿Qué hizo diferente? Simplemente, decidió saltar y volar más allá. Se dispuso a conseguir lo presuntamente “imposible”, mediante una excelente preparación física y también mediante la creación de un modelo mental que lo apoyara en la creencia de tal posibilidad, su convencimiento y decisión de superar la marca mundial.

¿Qué entendemos por creencia?

Sostenemos que es la interpretación que tenemos acerca de algo y vivimos desde un sentimiento de certidumbre en tal sentido. Por tratarse de juicios las creencias nunca pueden ser ni verdaderas ni falsas. Simplemente pueden o no ser válidos para la persona que las emite, dado que viven en ella y se exteriorizan por medio de juicios u opiniones.

Por ejemplo:

Si yo digo “Soy una persona creativa”, este juicio me lleva a un espacio de posibilidades vinculado a la creatividad, mientras que si yo digo “Soy una persona poco creativa” el espacio es limitante.
¿Y cuál de las dos es verdadera? Ninguna. No es ni verdadera ni falsa. Es simplemente un juicio válido o no para la persona que lo emite con el consiguiente espacio de posibilidades a futuro.

Acá lo que realmente importa es reconocer cuál de las creencias nos deja con más poder. Cuál nos fortalece o debilita en el camino hacia nuestros objetivos. Es nuestra elección cuál adoptamos.

Al afirmar nuestra creatividad, nos posicionamos en un sentimiento de certidumbre respecto de nuestra capacidad de producir resultados creativos. Cada uno de nosotros tiene un potencial interno superior a lo que cree y a menudo nuestra falta de certidumbre no nos permite desarrollar toda nuestra capacidad.
Nuestras creencias se apoyan y sustentan en las referencias de que disponemos.
Entonces, lo que hace que una creencia sea limitante (Negativa) o generadora de poder (Positiva) es simplemente las referencias que elegimos para apoyarla.

¿Y cuáles son nuestras fuentes de referencias?

A veces nuestras propias experiencias personales y otras las que provienen de los demás. La carga emocional de placer o sufrimiento de cada una de esas experiencias influirá definitivamente en la solidez y fortaleza que tengan para apoyar determinadas creencias.

Otro factor importante es el número de experiencias que consideramos nos sirven de apoyo. A mayor número más fuerte será la creencia.

No dejar nunca de lado nuestra propia imaginación.
¿Siempre encontramos experiencias positivas para apoyarlas o a veces las apoyamos sobre experiencias negativas y nos conformamos con ello dado que consideramos que es todo lo que hay? El problema es que pasemos a considerarlas “reales” y dejamos de cuestionarlas.
Uno de los mayores desafíos que tenemos es reinterpretar lo que nos pasa cuando tenemos tantas referencias de sufrimiento o fracaso que creemos que hagamos lo que hagamos no podremos mejorar la situación. Esas creencias limitantes nos privan de nuestro poder personal.

Lo que necesitamos es encontrar experiencias positivas para fundar nuevas creencias que hagan crecer nuestro poder y nos asistan en el logro de nuestros objetivos.

Generalizaciones perversas que nos limitan y que es fundamental que desafiemos y desterremos:

Pensar que cualquier problema es permanente
Que ese problema es capaz de controlar nuestra vida
Llevarnos a confundir nuestra forma de hacer con nuestra forma de ser

Todo esto se relaciona directamente con el liderazgo. La creatividad, el ingenio, la intrepidez, la osadía son características fundamentales de los verdaderos líderes. Trascienden fronteras más allá de lo que se pueda considerar “realista”, pues esto también es una opinión elástica que cada uno resuelve según su modelo mental.

"Los líderes son aquellos que a pesar de no disponer de referencias para el éxito o incluso teniendo referencias de fracaso, se las arreglan para ignorarlas, acumulando todo su poder de imaginación para representarse a sí mismos, haciendo algo diferente cada vez para tener éxito"
Anthony Robbins

"Un líder no es sólo aquel que se enfoca en la invención o reinvención de si mismo sino aquel que transforma el espacio social de su comunidad o entorno (familiar – laboral) para que otros accedan a nuevas formas de ser"


Una historia

El elefante y la alondra eran amigos. La alondra le señalaba al elefante los rincones más sombreados de la selva, y el elefante protegía con su presencia nocturna el nido de la alondra de serpientes voraces y ardillas rapaces.
Un día, el elefante le dijo a la alondra que la envidiaba por poder volar. ¡Cuánto le gustaría remontarse por los aires, ver la tierra desde las alturas, llegar a cualquier sitio en cualquier momento! Pero con su peso... ¡era imposible!
La alondra le dijo que era muy fácil. Se quitó con el pico una pluma de la cola y le dijo:
"Aprieta fuerte esta pluma en la boca, y agita rápidamente las orejas arriba y abajo"
El elefante hizo lo que la alondra le había dicho. Apretó con fuerza a pluma en la boca para que no se le fuese y comenzó a agitar sus grandes orejas arriba y abajo con toda su energía. Poco a poco notó que se levantaba, despegaba, se sostenía en el aire y podía ir donde quisiese por los aires con toda facilidad. Vio la tierra desde las alturas, vio los animales y los hombres, cruzó por lo alto el río profundo que había marcado el límite de su territorio, exploró paisajes desconocidos, y volvió al fin, feliz y contento a aterrizar al sitio donde había dejado a la alondra.
- "No sabes cuánto te agradezco esta pluma milagrosa", le dijo. Y se la guardó cuidadosamente detrás de la oreja para volver a usarla en cuanto quisiera volar otra vez.
La alondra le contestó:
- "OH, esa pluma. La verdad es que no vale nada. Se me iba a caer de todos modos, y era inútil... Pero tenía que darte algo para que creyeras, y se me ocurrió eso. Lo que te hizo volar fue lo bien que agitaste las orejas"

Aprender a volar no significa solamente superar el vértigo, aprender a ver las cosas desde lo alto, acostumbrarse a no pisar el suelo. Aprender a volar significa seguir la voz interior y saber que en eso está la vida. Significa “saber” que no hay nada imposible de hacer si nos animamos a hacerlo. Significa empezar a percibirnos de que somos capaces. Significa redescubrirnos, rediseñarnos.
Nuestras creencias son las que nos harán remontar siempre el vuelo, creyendo en nosotros mismos, luchando por nuestros ideales... así conseguiremos no solo volar, sino ver nuestros sueños hechos realidad.

Entonces, ¡manos a la obra! Cada vez que te lo propongas podrás conseguir no sólo tus sueños, sino que a medida que vayas logrando los resultados buscados, sentirás una sensación de “poder” difícil de olvidar y muy estimulante para lograr los resultados que quieres lograr.
¡Está en VOS!

Una Historia

Había dos niños que patinaban sobre una laguna congelada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación. Cuando de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua. El otro niño, viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo. Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron:
¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso, es imposible que lo haya podido quebrar, con esa piedra y sus manos tan pequeñas!!
En ese instante apareció un anciano y dijo: “Yo sé cómo lo hizo...”
“¿Cómo?” Le preguntaron al anciano, quien contestó:
“No había nadie a su alrededor para decirle que NO podía hacerlo”.